Atocha, 8 de febrero de
2013.
Tras
un mes buscando el momento oportuno para vernos, conseguimos concertar una
entrevista con Gervasio Sánchez. Por precaución, llegamos a Atocha una hora
antes de lo previsto, a las 14:30, y nos encontramos con Gervasio al lado del
bosque tropical de la estación. El tiempo era oro, pues su tren salía hacia
Zaragoza a las 16:45.
Era
un día oscuro en Madrid, y las nubes envolvían Atocha, dándole un aire
atemporal que, irónicamente, recuerda a las fotos de Gervasio, casi siempre en
blanco y negro para mostrar la eternidad de la guerra en el tiempo.
Nuestro
entrevistado surgió de entre la multitud con una pequeña maleta de ruedas y una
carpeta de gran tamaño bajo el brazo. Vestía con sencillez. Nos dirigimos hacia
una pequeña cafetería con vistas al bosque tropical; dos cafés con leche, un
cortado y Gervasio, a pesar del frío, un café con hielo.
Nada
más sentarnos, Gervasio sonrió y abrió la carpeta que llevaba consigo. En su
interior, se hallaba una foto DIN A3 de Ernesto Che Guevara, tomada en Madrid a
mediados de junio de 1959, en pleno franquismo. El autor de la fotografía, nos
explica, era un viejo amigo suyo que, con 18 años, fue enviado a retratar al
mítico guerrillero en su paso por España hacia la Cumbre de los Países No
Alineados en El Cairo.
Los
nervios iniciales se fueron disipando a medida que Gervasio nos tranquilizaba
con su paciencia y buen humor, y tras guardar la fotografía, el periodista
cogió nuestra grabadora con una sonrisa, la puso a su lado y dimos comienzo a
la entrevista.
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